Hoy me siento muy pero que muy feliz. Sí, ya sé que es lunes, que acabo de pasar por una gripe que todavía me recuerda de vez en cuando que no baje la guardia que todavía está por ahí en algún sitio dentro de mi esperando a que me despiste para salir de nuevo, que hace un frío que se te encogen hasta las neuronas, que he visto el telediario esta mañana tragando con un suspiro todas y cada una de sus noticias, pero… me siento muy feliz!!!. Hoy he recibido una de esas noticias que de vez en cuando me llegan y que me hacen recordar cuánto merece la pena este trabajo. ¡He vuelto a ser madre! o por lo menos pseudomadre. Así me siento después de haber recibido la noticia de que una de mis pacientes ha sido mamá. Recuerdo cuando nos vimos por primera vez, con esa mezcla entre nerviosismo, vergüenza y esperanza, mientras intentaba contarme que era incapaz de mantener relaciones sexuales con su pareja porque sentía un gran dolor, porque se ponía muy tensa y frustrada al no conseguirlo y porque su frustración había ido a más ante su deseo de ser madre sin conseguirlo. La realidad es que hay muchas mujeres que padecen de vaginismo, una tensión involuntaria de la entrada de la vagina, que impide la penetración provocando dolor y que por vergüenza y miedo a tratarlo viven con este peso que les impide disfrutar plenamente de su sexualidad, no lanzándose a consultarlo, habitualmente hasta que desean ser madres.
Lo peor es que además la persona se siente culpable y suele tener un cierto miedo al rechazo por parte de su pareja. Si pudiera llegar a todas ellas para decirles lo fácil que es su tratamiento… que síííííí, que el vaginismo se cura, que además es algo bastante sencillo, que se realiza a través de una serie de ejercicios que se le enseñan a la mujer para que vaya practicando poco a poco en su casa y que cuando menos se lo esperan, se encuentran enviándome una foto de su peque tal y como has hecho tú. Mi más sincera enhorabuena por esa preciosa niña y sobre todo, mi más sincera enhorabuena por haberte enfrentado a tus miedos y haber conseguido disfrutar plenamente de tu sexualidad.