Si has ido siguiendo los pasos que te he dado, a estas alturas ya se puede decir que eres un auténtico profesional de la infelicidad, pero como tal, y a sabiendas de lo importante que es para ti, como buen infeliz, exigirte siempre más y más, voy a darte un último consejo, aunque estoy plenamente convencida de que seguramente le sacarás alguna pega, te parecerá insuficiente y te enfadará el que no haya sido capaz de expresarlo exactamente tal y como a ti te hubiera gustado. Si es así, ¡perfecto!, es un claro indicador de que te mereces la etiqueta que tú mismo te habrás puesto de «perfecto infeliz».
Ahí va: COLOCA TU FELICIDAD EN EL FUTURO, procura estar continuamente esperando, esperando a que llegue el viernes, esperando a que lleguen las vacaciones, esperando a que te toque el euromillón, esperando a sentirte preparado para iniciar ese proyecto que siempre tuviste en mente, esperando a ver si algún día te decides a probar a hacer aquello que tanto te atrae, esperando, esperando y esperando… No des importancia al día presente porque tu principal objetivo es que pase lo antes posible para llegar a esas metas que tienes marcadas en el futuro, y mañana haz lo mismo con el día de mañana y pasado con el de pasado, total… lo que te sobran son días ¿no?, y a poder ser, procura que cuando llegue el ansiado momento, no lo disfrutes como esperabas porque te hayas marcado ya un nuevo objetivo para dentro de un mes o de un año, un nuevo objetivo que te sea aún más atractivo precisamente por eso, porque se encuentra ahí a lo lejos, en el futuro, en ese espacio de tiempo que a medida que das un paso hacia él, se vuelve a alejar, como estrategia para que siempre estés anhelando llegar a él.